En Bogotá, el clima ya cambió.

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Por Juan Andrés Beltrán (*) @JandresNTN24

Si usted es habitante de la capital Colombiana, debe saber que está ubicada a 2600 metros del nivel del mar y probablemente habrá notado una variación en el estado del tiempo durante los últimos años.

Ahora el “sol picante” es más frecuente, alcanzando mediciones históricas; por ejemplo en febrero de 2017 el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM) registró en Bogotá una temperatura de 25.1°C, igualando a ciudades costeras del país latinoamericano.

Las “heladas” con temperaturas de hasta 1°C que perturban la salud de los capitalinos y afectan los cultivos ubicados en las sabanas, el aumento en las precipitaciones que generan inundaciones y las ahora frecuentes tormentas eléctricas hacen parte de las evidencias de que en Bogotá “El clima ya cambió”.

¿Somos responsables?

A mediados de 2017 el IDEAM presentó un alarmante informe en donde Bogotá encabezaba la lista de ciudades del país con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático, e hizo un llamado urgente a la implementación de políticas de adaptación, pese a ello a finales del mismo año el laboratorio de la calidad del aire de la Universidad Distrital alertó sobre la contaminación presente en algunos sectores de la capital, en donde fue comparada con “fumarse dos cigarrillos al día”.

Hace apenas dos meses la Secretaria de Ambiente de Bogotá decretó una alerta amarilla por la calidad del aire debido a que los niveles de material particulado superaban por más del doble a los fijados por la Organización Mundial de la Salud. Pese a que según las autoridades distritales la emergencia fue superada, la invitación a los bogotanos es a la “racionalización del uso de vehículos y optar por alternativas como la bicicleta o caminar”.

La vegetación presente en los cerros orientales realiza procesos adaptativos ante este fenómeno, e intenta de forma silenciosa regular los altos niveles de gases contaminantes producidos por los habitantes de Bogotá e inconscientemente purificar nuestro aire, mientras en las calles capitalinas gran parte de los ciudadanos continúan su día a día sin ser conscientes del llamado urgente de la naturaleza a modificar comportamientos que atenten contra el medio ambiente.

En palabras de la activista ambiental ganadora del premio Goldman “Nobel” de medio ambiente Terry Swearingen “Vivimos en la tierra como si tuviéramos otra a la que ir”.


La empresa “Metro de Bogotá” estima talar 1373 árboles como parte de la modernización del transporte público en la ciudad, que según la entidad una vez finalicen las obras, serían reemplazados por 2920 árboles nuevos. ¿Aquí también aplica la resurrección?, me pregunto nuevamente ¿Somos responsables?.

(*) Periodista Programa La Noche, NT24, Bogotá – Colombia

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